Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://leagmsj689386.designertoblog.com/69669651/la-provocación-detrás-del-cabezazo-de-zidane